“Se sabe que los bomberos exponen sus vidas e integridades en el ejercicio de sus labores. A cientos de cartageneros consta de su constante sacrificio y espíritu de servicio”.
Circuló ayer por redes un video en el que uno de los bomberos, seguramente agobiado por el evidente estado de desesperación e impotencia a los que se encuentran sujetos, muestra el estado deplorable que padecen las máquinas de la Estación de Bocagrande del Cuerpo de Bomberos (CB) del Distrito.
Si existe una fuente segura de ingresos para inversiones en los equipos y personal del CB, denominada Sobretasa Bomberil, ¿por qué razón la Alcaldía ha permitido que se llegue a este estado de vergüenza en una de las unidades administrativas más importantes para la preservación de la vida y bienes de los cartageneros y visitantes?
Si con los recursos asignados al CB de Cartagena ha habido largos periodos en que contábamos hasta con siete máquinas en perfecto estado, incluidas unidades de rescate, bombas nodriza, unidades con escaleras de largo alcance, entre otras, ¿por qué en el gobierno anticorrupción esos recursos no se han invertido en el mantenimiento de equipos y en la compra de nuevos elementos y camiones bomba?
¿Qué pasa con el liderazgo en la comandancia del CB que ha dejado caer en semejante postración a la Estación de Bocagrande, si es que las demás estaciones no están en similar suerte?
¿Por qué el sindicato de la institución ha permitido que se llegue a tal situación, si ha debido ser su deber luchar enfáticamente por mejorar las condiciones laborales de sus integrantes y por la prestación de un sano servicio?
¿Son conscientes los funcionarios distritales de las consecuencias patrimoniales personales y las que le corresponden al Distrito de Cartagena si ocurre una gran conflagración, con consecuencias desastrosas y no se cuente con las máquinas necesarias para sortear infaustas circunstancias?
No ha sido solo un caso en que, acaecido un incendio, los ciudadanos afectados no pudieron contar con el debido socorro porque el CB no pudo atender la situación como correspondía, bien porque llegaron tarde, ora porque no contaban con las máquinas adecuadas o los equipamientos necesarios.
Se sabe que los bomberos exponen sus vidas e integridades en el ejercicio de sus labores. A cientos de cartageneros consta de su constante sacrificio y espíritu de servicio.
Duele, incluso, verlos combatir el fuego o acudir a los sitios que se les llama, sin los elementos adecuados, a cumplir con su riesgosa labor; y es que hasta su presentación personal da grima, pues suelen portar uniformes roídos, como si sus integrantes no merecieran un trato digno, o como si la estética no fuera un elemento sustancial en la encarnación del ejercicio del estatus de servidor público o trabajador oficial.
El problema entonces no es del personal de bomberos, sino de los liderazgos y de quienes le responden a la ciudad por su funcionamiento, mantenimiento y proveeduría de herramientas y equipos.
Sobran las explicaciones y faltan las soluciones. ¿A qué esperar?